Luiz Inazio Lula da Silva ha protagonizado esta semana una curiosa gira por dos países de América Latina; Cuba y Venezuela. Curiosa porque la entrevista con Hugo Chávez se ha producido apenas dos días antes de que el mandatario venezolano viaje a Brasil. Y es que su visita a ambos países no debe considerarse una cortesía o un evento de placer. Los intereses de la constructora brasileña Odebrecht, con la que el Gobierno chavista acumula 800 millones de dólares de deuda y que también tiene obras en la mayor de las Antillas, es el principal motivo.
El ex presidente brasileño realizó la primera parada de su gira en Cuba. Además de reunirse con Fidel, revisó la aplicación de las ayudas que Brasil concede a la Isla. Lula, acompañado de Raúl Castro, visitó el puerto de Mariel, que actualmente está siendo remodelado para convertirlo en la primera terminal marítima cubana y en cuyas obras participan empresas cubanas y, principalmente, la constructora de Norberto Odebrecht. La inversión de Brasil en el proyecto oscila entre los 500 y los 800 millones de dólares (entre los 346 y los 554 millones de euros), una suma cuantiosa que deberá ser devuelta y ampliada para abonar su trabajo a la empresa brasileña.
El puerto de Mariel se encuentra a unos 40 kilómetros de La Habana. Según han señalado las autoridades cubanas, se espera que las obras estén terminadas y el puerto plenamente operativo en 2014. Los problemas de pago del Estado cubano son notorios, por lo que el mandatario brasileño habría mostrado, con su visita, la necesidad de cobro de la empresa que lo ejecuta.
En lo que a Venezuela respecta, la Constructora tiene en el Gobierno venezolano a su principal cliente fuera de Brasil con montos que se calculan en 5.400 millones de dólares, lo que representa el 21% de sus negocios al cierre de 2010, incluidos los proyectos que ejecuta en Brasil, su mercado natural. La participación de Venezuela en la cartera de Odebrecht, empresa de casi 100 años, se eleva a 38% cuando la comparación se hace solo entre los negocios que tiene fuera de su país.
Venezuela es, por tanto, importante para la constructora. Sin embargo, pese a los beneficios obtenidos, se calcula que el Gobierno chavista adeuda 800 millones de dólares con la empresa brasileña, lo que hace peligrar su sostenibilidad en el país. Sin embargo, Lula cuenta, para defender los intereses de Odebrecht, una carta bajo la manga. Construye en estos momentos la central hidroeléctrica Manuel Piar, en Tocoma, región de Bolívar. En plena crisis energética venezolana, el país necesita de este tipo de infraestructuras para evitar los apagones que están minando la confianza de los ciudadanos en el sistema eléctrico. Dicha planta debe estar finalizada en 2012, por lo que, si el Gobierno chavista no accede a abonar la deuda que mantiene con la empresa brasileña, las obras podrían quedar paralizadas.
La reunión entre Lula y Chávez, que se produjo el jueves, sirvió para que ambos mostraran en público la buena sintonía que mantienen. Según el mandatario venezolano, conversaron sobre las "agresiones" de EEUU a las naciones productoras de petróleo, pocos días después de que Washington sancionara a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) por mantener negocios con Irán. Este viernes el líder brasileño tiene previsto participar en un foro con empresarios en la capital venezolana y visitar algunos lugares de interés, mientras que Chávez viajará a Brasil el domingo.
El ex presidente brasileño se ha convertido en el emisario de Odebrecht en América Latina. Eso al menos parece indicar una coincidencia que, para muchos, no lo es. No en vano, Lula siempre se ha mostrado predilección por el empresario Norberto Odebrecht, que podría haberle pedido ahora este favor personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario